En estos días de preocupación más que justificada por una pandemialetal se oyen a menudo dos preguntas: ¿saldremos de ésta? y ¿quéhabremos aprendido para el futuro? Y sí, saldremos de ésta, aunquemuchos quedarán ?o quedaremos? por el camino, porque todas lasepidemias se han superado mal que bien. Pero lo que sucederá en elfuturo dependerá en muy buena medida de cómo ejerzamos nuestralibertad, si desde un ?nosotros? incluyente, o desde una fragmentación de individuos en la que los ideólogos juegan para hacerse con elpoder. Es en este punto donde demostraremos que hemos aprendidoalgo.
Por primera vez en la historia el género humanose ve confrontado con retos universales y tiene que responder desdedistintas instancias, una de ellas, la ética, porque es la que seocupa de los fines. No basta entonces, aunque son necesarias, lasnormas y costumbres morales de los niveles micro de las sociedades, es necesaria, por primera vez en la historia una ética para elmacronivel, que se haga cargo de los fines comunes de la humanidad:una ética cosmopolita.
Adela Cortina, catedrática deFilosof