Uno de los personajes importantes de esta historia es el ingeniero argentino que termina locamente enamorado de Fátima, la bereber que da nombre a este libro. Lo bauticé como Eduardo Ortiz, que existe en la vida real, solo que, en realidad, es cirujano y colombiano. Pude escribir esta novela, y espero que algunas más, gracias a que en su papel de médico y con el apoyo de su equipo, consiguió vencer un sarcoma que me amenazaba de muerte. Ya veréis que el personaje es un hombre sumamente atracito. Los lectores que piensen que es un autorretrato se equivocan. Es mi amigo, el doctor Ortiz. Otro personaje con papel destacado es el mediador, Luis Aurelio González, que con suma habilidad y utilizando todas las herramientas de mediación, consigue que los personajes Eduardo Ortiz y Genoveva Liniers lleguen a un acuero evitando el pleito del divorcio. Caso llamativo ya que, en la vida real, mi amigo Luis Aurelio se pasa la vida en los juzgados, pues es magistrado en los tribunales. Pero, además, es un convencio de los beneficios de la mediación. No es extraño que el personaje mediador lleve su nombre.