La poesía es la casa donde se abrazan las ausencias y tiembla el amor de los días que se fueron comprimiéndolo todo en una estancia o un arcón donde se mezclan las sombras y los olvidos con los amaneceres y el misterio de los días felices que siempre volverán, pues siguen tatuados en el aire de la piel. La poesía de Pilar es un tatuaje luminoso que enciende las sombras y el viento más huraño inundando de azul las fechas grises, ya borrosas de los viejos almanaques que hay en el corazón. (Alejandro López Andrada)